Los Apuntes de Julieta
miércoles, 2 de agosto de 2017
No, no es amor
Hace poco me vi con una prima y en esas charlas que empiezan siendo bobas y resultan siendo todas analíticas y profundas, me dijo "usted a su ex lo amaba mucho ¿cierto?" y me di cuenta que no, ya les voy a decir porqué.
Estos años que llevo estando sola, he aprendido a analizar cómo he sido en mis relaciones, cómo he sido con mis parejas, cómo me he sentido antes, durante y después de cada relación. Descubrí que aunque mientras estoy con ellos siento cosas muy fuertes, nunca ha sido amor y es porque entendí que por sentir todo eso tan fuerte, me olvidé de la persona más importante, me olvidé de mí.
Para amar a alguien se necesita hacer algo primero y es amarse mucho a uno mismo y no se trata de ser egocéntrico, porque hay una diferencia abismal entre ser egocéntrico y tener autoestima. Me di cuenta que yo no me amaba y es porque no me respetaba, permitía que mi pareja decidiera por mí, permitía que me hiciera "chistes" que me lastimaban, en general permitía muchas cosas que grandes o pequeñas me hacían infeliz. Yo no ayudaba a que eso fuese diferente, no buscaba mi tranquilidad, así que armaba pelea por cualquier bobada que se me ocurriera, que porque "las peleas son necesarias" y el amor no se trata de eso.
Hoy puedo decir que me amo mucho, que aprendí a respetarme a dejar ir a personas y dejar pasar situaciones que me daban indicios de que romperían mi tranquilidad y que me harían infeliz. Ahora entiendo que saber amar no se trata de sentir mariposas en la panza, ni de sentir que si no estoy con la persona me falta el aire, saber amar es algo más grande, es ser y dejar ser, es respetar el espacio de la otra persona y hacer respetar el mío, es darle tranquilidad a esa persona y dejar que todo fluya para estar tranquila también, es entender que cuando caminemos iremos uno al lado del otro y no uno adelante del otro.
Para amar no se necesita idealizar ni hacer que nada pasa cuando veo sus defectos, cuando uno idealiza, en algún momento ve la realidad y es cuando se estrella y sufre, siente que esa persona falló, que cambió y lo más seguro es que se vieron cosas que no existían.
Así que si están en una relación de esas en la que las peleas son el diario vivir, en la que su estado de ánimo es una montaña rusa porque esa persona unas veces está bien y otras no tanto, mejor dicho, una de esas en las que no hay tranquilidad y donde ustedes dan todo pero no reciben nada, hagan un alto en el camino y evalúen si así quieren seguir viviendo sus días, si la respuesta es no, tomen decisiones en busca de su felicidad.
No sé si algún día voy a sentir amor de verdad por alguien, espero que sí, no es que quiera quedarme sola toda la vida y que cuando Sebas se vaya a vivir su vida me toque comprarme 5 gatos, lo que sí sé es que mientras tanto seguiré conociéndome, aprendiendo de mí, de la soledad, para algún día poder ser feliz y darle esa felicidad a quien vaya conmigo de la mano.
Gracias por leer :)
jueves, 27 de julio de 2017
El hombre de mi vida
Las mamás solteras estamos estereotipadas como luchonas y nuestros hijos como bendiciones y es porque algunas se dedicaron a crear esa imagen, sin embargo jamás me he sentido ofendida cuando dicen que todas somos así, creo firmemente que si uno no se siente aludido deja pasar este tipo de comentarios. Los ignoro porque de verdad es estúpido el hecho de meternos a todas en el mismo costal dando por hecho que si somos mamás solteras es porque nos pusimos de "culicalientes" a dárselo al primero que se nos cruzó y que como era de esperarse, ese man salió disparado como pepa de guama al enterarse de que sería papá y no amigos, así no es. Conozco a una que tenía una relación estable, él la acompañaba a los controles, los cursos, era el prospecto de papá perfecto, tuvieron el bebé, todo maravilloso hasta que se le ocurrió serle infiel, así que ella le terminó y para él fue como si su bebé también le hubiera terminado, porque dejó de ser un papá ejemplar a un completo extraño que aparece cada 2 o 3 años. Así que la situación de cada una ha sido diferente y por lo mismo ese tema de señalar, está de sobra.
En mi caso les resumo, el papá de mi hijo y yo tuvimos una relación de 2 años, terminamos por razones que no vienen al caso, 3 meses después me llamó para decirme que le hacía falta, que nos viéramos y la verdad es que yo también lo extrañaba, así que fui y sí, de esa cangrejeada el producto es Sebastián. Quisimos estar en familia a destiempos, primero fui yo, pero él no quería y cuando yo ya no quería, ahora él sí; finalmente no pasó y aunque al principio la relación era tensionante, entendimos que debíamos llevarnos bien no solo por el niño, sino porque vamos a vernos toda la vida y la idea era llevar una relación tranquila.
No les voy a negar que fue difícil para mí afrontar una situación así, tenía 22 años, estaba por fin estudiando en la UN y habían personas que me decían "no se tire la vida, está a tiempo de hacer algo", lloraba todos los días, decirle a mis papás no fue nada fácil, mi mamá lloraba sin parar, se le notaba la decepción y rabia hacia mi, mi papá dijo algo entre lágrimas que jamás voy a olvidar "me va a tocar más duro, pero no importa". Desde ese momento y hasta hoy ha sido el mejor abuelo del mundo, mi mamá solo tuvo que verlo moverse en la segunda ecografía para sentir que lo amaba y que daría todo por él y es justo lo que hace a diario.
Cada día traía mil pensamientos, situaciones imaginarias de finales alternos, así que la depresión y llanto casi me provocan un aborto, por eso el doctor de la universidad me mandó una ecografía, necesitaba cerciorarse de que todo estaba bien.
No fui sola, una tía me acompañó porque nadie más quiso hacerlo; nunca voy a olvidar ese día, entré al consultorio, me acosté y pensé "bueno, vamos a ver qué", la doctora hizo unos cuántos movimientos, tocó algo en el monitor y me dijo "escuche" y empezó a retumbar el sonido más hermoso del mundo, su corazón galopando, diciéndome que así su cuerpo aún no tuviera forma, ahí estaba, que había llegado para quedarse. Eso era justo lo que necesitaba para afirmar mi decisión de que contra viento y marea, me convertiría en mamá.
Con esta entrada no es que quiera que las mujeres tomen X o Y decisión al enfrentar una situación similar, solo les cuento mi experiencia y el porqué de mi decisión, creo firmemente que nosotras tenemos derecho a decidir y sólo nosotras sabemos desde el fondo de nuestro corazón, para qué estamos listas, qué queremos ser y hacer.
Sebas en un par de meses cumplirá su primer década, una década en la que he madurado y aprendido a ser mejor hija, mejor ser humano, a mejorar como mamá, a ser un poco más paciente y tolerante (no es fácil, pero hay que intentarlo todos los días). Verlo crecer me llena el alma y no les puedo negar que también me da nostalgia, pero créanme que con su papá trabajamos día a día en hacer de él un gran niño, para que sea muy fácil para él ser en el futuro un excelente hombre.
Yo siempre supe que en algún momento de mi vida quería ser mamá, no sé si fue muy pronto, solo sé que fue en el momento justo para que quien viniera a llenarme los días de muchos "te amo"sinceros, me despertara con besos y le diera felicidad a mi alma, fuera el hombre de mi vida, Sebastián.
miércoles, 19 de julio de 2017
¿Y por qué tan sola?
Me di cuenta que más que querer a alguien para tomarnos de la mano, darnos besos o tener sexo, quiero alguien que me dé tranquilidad y la quiero en todos los sentidos, que sea alguien que no busque pelea por cualquier cosa, que confíe en mí y no se arme videos, que esté seguro de querer estar conmigo y eso significa que va a respetarme, será fiel y no estará terminándome cada 8 días porque no estuvimos de acuerdo en algo. Quiero que más que ser esa persona con la que uno crea un lazo pasional o lo que sea, sea mi amigo, mi compañero, mi cómplice y sobre todo, que sin importar lo que sea, no me mienta.
Las personas, las experiencias, los años, etc, hacen que uno quiera cosas diferentes, que le enriquezcan la vida, ya no basta solo con excelentes besos, con sentir mariposas en la panza o que se le extraña cuando se acaba de ir, siento que esas son cosas fáciles de conseguir en alguien, pero hay muchas más de fondo que de verdad importan.
Me dirán loca, pero desde la última "relación" (está entre comillas porque eso era todo menos una relación), empecé a fijarme más en pequeños detalles que creo dicen mucho de la persona, así evito darme sorpresas, idealizar o excusar a esa persona cuando ya hay sentimientos de por medio; por ejemplo me fijo en si al manejar se pasa semáforos en rojo, si mientras conduce usa el celular, si le dan vueltas de más y las entrega, si a pesar de sus ocupaciones tiene por lo menos 2 o 3 minutos para hablar conmigo, de si a pesar de ser mi amigo o alguien con quien me estoy conociendo, me trata con respeto y no usando un trato rudo, crudo o grosero disfrazado de honestidad directa. Creo firmemente que para ser honesto no necesitas lastimar o hacer sentir menos a la otra persona y menos si se hace con la excusa de "es que no me gusta lambonearle a ninguna mujer" y no, así no es. Uno no necesita que lo endiosen, que le pongan una alfombra roja o que le den la razón en todo solo para tramar, uno necesita a alguien que lo bonito que vaya a decir le salga natural y que si tiene algo feo que decir, aprenda a callarlo para no lastimar.
Puedo decir que en estos momentos no estoy buscando a nadie y muchos dirán "pero si ha tenido Tinder", sí claro y es algo de lo que he hablado en mis redes siempre y abiertamente, no le veo ningún pecado, puedo decirles que ahí he encontrado personas que sé que jamás en la vida me hubiera cruzado, de ahí ahora tengo dos muy buenos amigos a los que quiero mucho y han estado cuando los he necesitado y eso me ha gustado mucho.
Estoy feliz en esta etapa porque siento que si ha de llegar alguien que me dé la tranquilidad que necesito, bienvenido sea, si no, pues igual no importa.
Les soy franca, teniendo en cuenta como las personas están viendo a otras como material desechable, veo muy difícil que aparezca ese tipo de pareja que me gustaría tener, pero no creo que sea imposible y mientras eso pasa, aquí seguiré, haciéndome feliz como merezco.
Nuevamente, muchas gracias por leer,
Julieta
martes, 11 de octubre de 2016
¡Nunca más!
sábado, 21 de mayo de 2016
¿Machismo o feminismo? Mejor ninguno
Como es de suponer, no estoy de acuerdo con el machismo, pero ¿qué es para mí el machismo?
Es denigrar a la mujer, es hacerle sentir que no es capaz de hacer algo bien, es creer que sólo está logrando tener éxito porque seguramente tuvo sexo con alguien o pensar que sin un hombre no puede vivir y que para ella la autosuficiencia no existe. También es creer que por ser mujer entonces no sabe de fútbol, no sabe manejar o simplemente no puede opinar en "temas de hombres".
Estamos en una sociedad que piensa que lo malo que le puede pasar a una mujer es porque se lo buscó, porque ¿quién la mandó a maquillarse así? ¿Quién le dijo que vestirse así no provoca a los hombres? Es culpa de ella por creerse ese cuento de la liberación femenina, si estuviera en la casa, si se vistiera diferente, todo sería como debe ser. En esa sociedad estamos y para mí, eso es machismo.
Sin embargo, creo que en el afán por salir bien libradas de tantas acusaciones ridículas, se creo un feminismo mal pensado, mal orientado y exagerado que raya en el fanatismo.
Ahora a las feministas todo se les convirtió en machismo, ya los hombres no pueden dar una opinión sobre el comportamiento de una mujer, si dice que es linda, entonces es que sólo se está fijando en su físico y la está considerando bruta y la busca sólo para sexo, pero si dice que es fea, entonces es que sólo busca belleza y no le importa la inteligencia. Existen las que creen que un hombre no puede ser con los hijos como puede llegar a ser una mamá, incluso están las que piensan que los hombres son todos iguales y que no saben amar ¿absurdo, no?
Creo que muchos hemos podido ver diferentes experimentos sociales hechos por jóvenes que quieren demostrar la desigualdad de género hacia los hombres, vemos como la gente se indigna y toma partido si una mujer es golpeada, pero si es ella quien está atacándolo la gente se ríe y graba como si fuera un gran espectáculo, ¡cuánto me molesta eso!
No me malinterpreten, no estoy defendiendo al uno o a la otra; simplemente no estoy de acuerdo con el irrespeto hacia otra persona; no está bien que un hombre golpee a una mujer aprovechando que tiene más fuerza o que ella se encuentra en estado de indefención; pero tampoco estoy de acuerdo con esas mujeres que creen que por el hecho de serlo tienen derecho alguno de pegarle a un hombre en forma de ataque y esperando que por su género y el "a las mujeres no se les pega" este no le responda o quiera defenderse. Muchas corren con la suerte de dar con hombres que se arman de paciencia y no les responden el ataque, pero no los culpo si se ven en la necesidad de defenderse.
Por último, si usted es mujer hágase respetar, exprese sus opiniones, su forma de pensar, sus sentimientos, pero siempre sin intentar pasar por encima de los derechos de los demás, sin sacarle provecho a su género para conseguir favores. Nunca permita que nadie le pegue, la humille o la haga sentir menos: pero recuerde que tampoco debe pegarle o maltratar pscicológicamente a los hombres, recuerde que si lo hace es porque está dispuesta a recibir lo que ese trato traiga consigo. Ámese mucho, sin confundirlo con egocentrismo y ame mucho sin perderse en el servilismo.
Si usted es hombre, respete y valore a las mujeres que lo rodean, no las golpee, no las humille, ni las subestime; recuerde que usted viene de una y hágale honor a todo lo que ella le enseñó. Pero nunca permita que una mujer se aproveche de su condición para maltratarlo o para hacerse la victima, recuerde que usted también es importante, que también es valioso y que merece respeto.
Sería genial que aprendiéramos a respetarnos por el simple hecho de ser personas, sin importar el género o las preferencias sexuales, que valoráramos el trabajo del otro por su desempeño, por sus talentos y que tuviéramos en cuenta las opiniones de todos sin que estas perdieran credibilidad por el género de quien las expresa.
Un abrazo para todos y de nuevo gracias por leerme,
Julieta
martes, 10 de mayo de 2016
El lobo con piel de oveja
Desde el domingo estoy aplazando esto, pero hasta hoy tomé el valor de escribir y aún mientras lo hago soy un manojo de nervios, pero aquí voy.
Fui la primer nieta de mis abuelitos maternos, es por eso que en mí, mi abuelito dejó ver toda la ternura que llevaba en su interior (que por cierto la tenía bastante escondida). Yo era su niña consentida, era su "Juli Julietas, la niña más llorona y pelietas", él hacía lo que fuera por mi y mi amor por el era infinito; es por esto que su partida me rompió el alma, hace poco había cumplido los doce años y se había ido ese hombre que tantas cosas me había enseñado, pero nunca pudo prepararme para lo que estaba por venir.
Como es de esperarse, en esas situaciones siempre hay personas que quieren darte fuerzas y ser tu hombro para llorar. Fue justo ahí donde hizo su gran entrada el lobo con piel de oveja, ese que siempre estuvo disfrazado y esperando el momento indicado para atacar. Su cercanía se lo permitía, sólo debía ser paciente y esperar la oportunidad.
Yo acababa de entrar a cursar séptimo grado y como el colegio quedaba cerca del almacén de mi abuelita, pues todos los días iba a almorzar allá, mi mamá trabajaba y me dejaba bajo su cuidado.
Un día mi abuelita tuvo que irse, no recuerdo a qué. Así que llegó la gran oportunidad para ese lobo:
- ¿Ya te desarrollaste?
- Sí señor
- Déjame ver tus senos, puede que estén creciendo mal, me parece que tienes uno más grande que el otro y eso no es bueno.
Creyéndole cada palabra, me levanté el busito y el quitó el acostumbrador. Sí los tocó muchas veces y luego preguntó:
- ¿Te has metido alguna vez los dedos ahí? (señalándome la entrepierna)
- No señor, nunca ¿para qué lo haría?
- Mmm, no te creo, me estás mintiendo. Yo sé de estas cosas así que déjame ver si es cierto.
- Es que es verdad, yo no haría eso.
- Tranquila, déjame ver, sabes que te amo y no haría nada malo para lastimarte.
Tenía la falda del colegio, así que él se encargó de bajarme el bicicletero y la ropa interior de niña. Sí porque tener 12 años hace 20 años, no es lo mismo que tener 12 años ahora.
Me recosté en la cama y me tapé los ojos, después de todo a excepción de mi mamá y uno que otro pediatra, nadie me había visto así. Lo hizo, llegó allí con sus manos y yo no entendí su reacción sino hasta algunos años después, cuando entendí que estaba excitado
- ¿Alguna vez has visto un pene?
- No señor, nunca.
- Te voy a mostrar el mío, ¿te gustaría que lo pusiera donde puse el dedo? Mira que se siente bien y si te duele tranquila, yo te voy a cuidar, recuerda que te amo y no quiero que nada malo te pase.
Pero en ese momento alguien llegó a comprar algo y yo me llené de miedo, así que mientras él atendía, yo me vestí muy rápido.
Al ver mi cara de miedo, sólo dijo:
- Tranquila, si no quieres está bien, pero no le vayas a decir a tu mamá, si le cuentas no lo va a entender y va a armar la tercera guerra mundial.
Los años pasaron y cuando vio que yo ahora entendía lo que había hecho, se volvió maltratador verbal, aprovechaba la ausencia de mi mamá o mi abuelita para insultarme, para decirme que era estúpida, que era fea, que si decía algo nunca nadie me iba a creer. Así que me encerré en mi misma, me volví rebelde, grosera, empecé a perder años y por nada del mundo quería que se acercara a mi hermanita.
Tenía 16 años cuando decidí confesárselo al psicólogo del colegio, su consejo fue que hablara con mi mamá pues ella tenía derecho a saber, sobre todo porque debía proteger a mi hermana, pues era posible que quisiera intentarlo con ella también.
Llegó el día de decírselo y aunque no fue fácil, lo hice y contrario a todo lo que él me había dicho, ella creyó cada palabra, no alcanzan a dimensionar su dolor, su frustración, sus malos pensamientos, su deseo de venganza, su rencor.
Hoy, 20 años después ¿qué les puedo decir? Que me tomó muchos años perdonarlo, perdonar a mi abuelita que tan pronto supo se puso de su lado y no me creyó. Tuve que entender que no era culpable de nada, que yo sólo era una niña inocente. No, nunca lo denuncié, no quise ser objeto de preguntas, no quería pasar por el "esas son mentiras suyas para llamar la atención", pero la vida no se queda con nada y de a poco se ha encargado de cobrarle cada lágrima, cada humillación.
Finalmente, mi consejo es que cuiden a los niños de su familia, no los pierdan de vista, préstenle atención a sus cambios drásticos, no le dejen todo a "es que es una etapa de la vida y así se ponen a esa edad", no confíen en nadie y sobre todo dejen de pensar que sólo los extraños pueden hacerles daño.
Muchas gracias por leerme, me siento diferente después de escribir esto. Un abrazo para todos.
miércoles, 4 de mayo de 2016
Mi primer entrada
Desde muy pequeña me ha gustado escribir, empecé con cartas de amor a mi mamá.