jueves, 27 de julio de 2017

El hombre de mi vida

Las mamás solteras estamos estereotipadas como luchonas y nuestros hijos como bendiciones y es porque algunas se dedicaron a crear esa imagen, sin embargo jamás me he sentido ofendida cuando dicen que todas somos así, creo firmemente que si uno no se siente aludido deja pasar este tipo de comentarios. Los ignoro porque de verdad es estúpido el hecho de meternos a todas en el mismo costal dando por hecho que si somos mamás solteras es porque nos pusimos de "culicalientes" a dárselo al primero que se nos cruzó y que como era de esperarse, ese man salió disparado como pepa de guama al enterarse de que sería papá y no amigos, así no es. Conozco a una que tenía una relación estable, él la acompañaba a los controles, los cursos, era el prospecto de papá perfecto, tuvieron el bebé, todo maravilloso hasta que se le ocurrió serle infiel, así que ella le terminó y para él fue como si su bebé también le hubiera terminado, porque dejó de ser un papá ejemplar a un completo extraño que aparece cada 2 o 3 años. Así que la situación de cada una ha sido diferente y por lo mismo ese tema de señalar, está de sobra.

En mi caso les resumo, el papá de mi hijo y yo tuvimos una relación de 2 años, terminamos por razones que no vienen al caso, 3 meses después me llamó para decirme que le hacía falta, que nos viéramos y la verdad es que yo también lo extrañaba, así que fui y sí, de esa cangrejeada el producto es Sebastián. Quisimos estar en familia a destiempos, primero fui yo, pero él no quería y cuando yo ya no quería, ahora él sí; finalmente no pasó y aunque al principio la relación era tensionante, entendimos que debíamos llevarnos bien no solo por el niño, sino porque vamos a vernos toda la vida y la idea era llevar una relación tranquila.

No les voy a negar que fue difícil para mí afrontar una situación así, tenía 22 años, estaba por fin estudiando en la UN y habían personas que me decían "no se tire la vida, está a tiempo de hacer algo", lloraba todos los días, decirle a mis papás no fue nada fácil, mi mamá lloraba sin parar, se le notaba la decepción y rabia hacia mi, mi papá dijo algo entre lágrimas que jamás voy a olvidar "me va a tocar más duro, pero no importa". Desde ese momento y hasta hoy ha sido el mejor abuelo del mundo, mi mamá solo tuvo que verlo moverse en la segunda ecografía para sentir que lo amaba y que daría todo por él y es justo lo que hace a diario.

Cada día traía mil pensamientos, situaciones imaginarias de finales alternos, así que la depresión y llanto casi me provocan un aborto, por eso el doctor de la universidad me mandó una ecografía, necesitaba cerciorarse de que todo estaba bien.

No fui sola, una tía me acompañó porque nadie más quiso hacerlo; nunca voy a olvidar ese día, entré al consultorio, me acosté y pensé  "bueno, vamos a ver qué", la doctora hizo unos cuántos movimientos, tocó algo en el monitor y me dijo "escuche" y empezó a retumbar el sonido más hermoso del mundo, su corazón galopando, diciéndome que así su cuerpo aún no tuviera forma, ahí estaba, que había llegado para quedarse. Eso era justo lo que necesitaba para afirmar mi decisión de que contra viento y marea, me convertiría en mamá.

Con esta entrada no es que quiera que las mujeres tomen X o Y decisión al enfrentar una situación similar, solo les cuento mi experiencia y el porqué de mi decisión, creo firmemente que nosotras tenemos derecho a decidir y sólo nosotras sabemos desde el fondo de nuestro corazón, para qué estamos listas, qué queremos ser y hacer.

Sebas en un par de meses cumplirá su primer década, una década en la que he madurado y aprendido a ser mejor hija, mejor ser humano, a mejorar como mamá, a ser un poco más paciente y tolerante (no es fácil, pero hay que intentarlo todos los días). Verlo crecer me llena el alma y no les puedo negar que también me da nostalgia, pero créanme que con su papá trabajamos día a día en hacer de él un gran niño, para que sea muy fácil para él ser en el futuro un excelente hombre.

Yo siempre supe que en algún momento de mi vida quería ser mamá, no sé si fue muy pronto, solo sé que fue en el momento justo para que quien viniera a llenarme los días de muchos "te amo"sinceros, me despertara con besos y le diera felicidad a mi alma, fuera el hombre de mi vida, Sebastián.

miércoles, 19 de julio de 2017

¿Y por qué tan sola?

Es una pregunta que me han hecho así llevara 2 días de soltera o 2 años y medio como ahora. Uno cree que la respuesta es simple, pero no porque en este tiempo he pasado por muchas etapas, al principio era porque estaba entusada, ya después pasé por la etapa esa en la que que uno decide intentarlo con alguien y ese alguien no quiere nada serio con nadie o simplemente uno no le gusta. Ahora estoy en la etapa de estar feliz así sola, así que si salgo con alguien y veo que puede llegar a dañar mi tranquilidad, huyo y muy lejos.

Me di cuenta que más que querer a alguien para tomarnos de la mano, darnos besos o tener sexo, quiero alguien que me dé tranquilidad y la quiero en todos los sentidos, que sea alguien que no busque pelea por cualquier cosa, que confíe en mí y no se arme videos, que esté seguro de querer estar conmigo y eso significa que va a respetarme, será fiel y no estará terminándome cada 8 días porque no estuvimos de acuerdo en algo. Quiero que más que ser esa persona con la que uno crea un lazo pasional o lo que sea, sea mi amigo, mi compañero, mi cómplice y sobre todo, que sin importar lo que sea, no me mienta.

Las personas, las experiencias, los años, etc, hacen que uno quiera cosas diferentes, que le enriquezcan la vida, ya no basta solo con excelentes besos, con sentir mariposas en la panza o que se le extraña cuando se acaba de ir, siento que esas son cosas fáciles de conseguir en alguien, pero hay muchas más de fondo que de verdad importan.

Me dirán loca, pero desde la última "relación" (está entre comillas porque eso era todo menos una relación), empecé a fijarme más en pequeños detalles que creo dicen mucho de la persona, así evito darme sorpresas, idealizar o excusar a esa persona cuando ya hay sentimientos de por medio; por ejemplo me fijo en si al manejar se pasa semáforos en rojo, si mientras conduce usa el celular, si le dan vueltas de más y las entrega, si a pesar de sus ocupaciones tiene por lo menos 2 o 3 minutos para hablar conmigo, de si a pesar de ser mi amigo o alguien con quien me estoy conociendo, me trata con respeto y no usando un trato rudo, crudo o grosero disfrazado de honestidad directa. Creo firmemente que para ser honesto no necesitas lastimar o hacer sentir menos a la otra persona y menos si se hace con la excusa de "es que no me gusta lambonearle a ninguna mujer" y no, así no es. Uno no necesita que lo endiosen, que le pongan una alfombra roja o que le den la razón en todo solo para tramar, uno necesita a alguien que lo bonito que vaya a decir le salga natural y que si tiene algo feo que decir, aprenda a callarlo para no lastimar.

Puedo decir que en estos momentos no estoy buscando a nadie y muchos dirán "pero si ha tenido Tinder", sí claro y es algo de lo que he hablado en mis redes siempre y abiertamente, no le veo ningún pecado, puedo decirles que ahí he encontrado personas que sé que jamás en la vida me hubiera cruzado, de ahí ahora tengo dos muy buenos amigos a los que quiero mucho y han estado cuando los he necesitado y eso me ha gustado mucho.

Estoy feliz en esta etapa porque siento que si ha de llegar alguien que me dé la tranquilidad que necesito, bienvenido sea, si no, pues igual no importa.

Les soy franca, teniendo en cuenta como las personas están viendo a otras como material desechable, veo muy difícil que aparezca ese tipo de pareja que me gustaría tener, pero no creo que sea imposible y mientras eso pasa, aquí seguiré, haciéndome feliz como merezco.


Nuevamente, muchas gracias por leer,


Julieta